La vida de los pájaros en la Ciudad de México

Un día vi cómo el pitar de un claxon sobre Eje Central hizo que un pájaro se desplomara en el aire. Cayó muerto.

Los pájaros que habitan en la Ciudad de México están sobreviviendo al ruido, la contaminación y la deforestación de la ciudad. Desde hace 10 años he fotografiado su vida. He seguido de cerca su adaptación y resiliencia a esta urbe, una de las más contaminadas del planeta. Viven entre el bullicio y el caos de los citadinos.

Aquí han tenido que construir su hogar en los zapatos viejos que cuelgan de los cables de la luz. Van por ahí recogiendo los popotes, las corcholatas y plásticos que tiramos todos los días para edificar las paredes de sus nidos. La arquitectura de sus casas son nuestros desechos.

En estos años, algunas de las aves endémicas de la ciudad se han ido; su población ha disminuido, como el cuitlacoche pico curvo, quien seguramente emigró a otro lugar más sano y seguro para él. En algunos casos, las plumas de las aves también han mutado de color debido al agua contaminada que beben.

Las aves que documento son el zanate, el mirlo, el cuitlacoche pico curvo, el cernícalo, el águila rojinegra y el colibrí, entre otras especies. Todas ellas son consideradas un indicador ambiental, pues a través de ellas se puede medir la calidad de vida de una metrópoli: nuestra ciudad, como ellas, también está adoleciendo por su agonía ambiental.

Espejo de agua. Reflejo del zanate en fuente de agua “Luis Pasteur” en el Paseo de la Reforma.

Un gorrión intenta extraer agua potable de la toma de riego para las áreas verdes del Parque las Américas en Narvarte Oriente.

Con el cambio de uso de suelo en toda la ciudad, depredamos espacios vitales como el de esta tortolita, que anida en zapatos colgados de cables en Observatorio.

Las enseñanzas de padre a hijo enfrentan retos de adaptación en la ciudad, donde reflejarse en el espejo de los autos son algunos de los comportamientos inusuales para su entornos naturales.

Un ave se pose en lo que era un árbol como acto de reverencia en unos de los pocos parques recreativos en Ciudad de México.

Poco a poco, las aves se van adaptando a los espacios cotidianos de las personas, como en esta azotea de un edificio en la colonia Obrera. 

Un cuitlacoche pico curvo en la estructura de Bellas Artes en el Centro Histórico; el ruido que genera un día de mucho tráfico vehicular suele desorientarlos en sus caminos.

Polluelos de tortolita están por abandonar el nido; su tamaño ya no les permite seguir en los zapatos colgados del cableado eléctrico que usan como nido.

Dos águilas Harris interactúan sobre la cúpula del Kiosko Morisco en Santa María la Rivera, el cual es coronando por la escultura de un águila devorando una serpiente, símbolo patrio de México.

Tortolitas anidan en estructura de cableado eléctrico sobre unas de las avenidas más grandes y transitadas de la ciudad.

Tortolita anida en un balón de fútbol atorado en los alambres de seguridad del Consejo Tutelar para Menores Infractores en Vértiz Narvarte.

Hogar en las alturas: tortolita anida en calzado colgado del cableado eléctrico en las calles de la colonia Viaducto Piedad.

Zanate bebe agua en una fuente cercana a la Avenida Insurgentes.

La creatividad para anidar de las aves las lleva a construir sus nidos con materiales de desecho humano, como plásticos, calzado, alambres y basura, que ayuden a mantener la vida del polluelo.

Mirlo Dorso junta lombrices en su pico para llevar comida al nido; en algún espacio están esperando sus polluelos hambrientos.

Gorrión busca agua limpia y fresca en temporada de calor, cuando sufren las sequías. 

Nido hecho a partir de cabellos humanos.

 

*Este proyecto fue reconocido con el galardón 2015 “Por el Planeta Photo”, de National Geographic.

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