Ilustración: Iurhi Peña / @iurhi
Después de usar el Satisfyer Pro 2 Next Generation, un estimulador de clítoris con tecnología de pulsos de aire y de onda de presión de succión del clítoris sin contacto, ¿qué les digo? Las palabras solo fluían.
Lo pedí por Amazon y contraté Prime como si fuera millonaria. Tenía 45 por ciento de descuento y llegó al otro día, lo cual fue una buena noticia que balanceó una mala: la cuarentena se extendería unas semanas más. ¿Cómo se supone que lo voy a lograr?, pensé.
Por supuesto, había leído reseñas épicas sobre la magia del Satisfyer. El día que me decidí vi una foto de una sábana empapada; además, por Twitter una buena samaritana me confirmó que valía la pena, como si fuera la más importante preocupación en estos tiempos.
Últimamente había estado de pésimo humor; he padecido insomnio, me dio bruxismo, se me olvida comer, tengo mucho sueño en horas que no debería, me corrieron de mi trabajo fijo y ya no aguantaba mi mano derecha. Además no he podido ver a mis amigas o familia, como el resto de nosotros, así que al menos pensé en darme este lujo. Perdón por justificar mi satisfacción sexual individual, es una cosa que hacemos las mujeres.
Cuando llegó el Satisfyer Pro 2 Next Generation me desesperé porque la primera carga es de ocho horas. ¿Khá?. Lo puse a cargar esperando a que finalmente estuviera listo para sus 90 minutos de uso con la batería llena. Cuando deja de parpadear es seguro usarlo, porque no queremos que se apague a la mitad de la función.
Ese día trabajé normal y esperé que diera la noche para prepararme mentalmente y que mis expectativas se calmaran, pero a esas alturas era inevitable. Saqué al perro de mi cuarto para no traumarlo porque está chiquito y mientras todos se burlaban de Anahí y su receta de enfrijoladas, yo también me cocinaba algo.
El botón de encender es algo rígido, hay que esforzarse realmente para prenderlo. Ergonómicamente, el Satisfyer es tan gentil para los genitales, que todo fue cómodo y placentero. Tiene 11, sí, ¡11! velocidades en aumento. Como primeriza no llegué ni a la mitad.
Hay que acercar el artefacto al clítoris, con un poco de lubricación —sea natural o a base de agua—. La delicada goma que tiene alrededor del succionador (parte que no hace contacto con tu piel o clítoris) también tiene la bondad de vibrar con la misma intensidad de la succión. La idea no es ponerlo de forma tan directa como si fuera una mini aspiradora, sino dejar que lo roce, casi, para mayor placer.
El Satisfyer Pro 2 está diseñado para ser usado en la bañera o en una tina si es que nuestro lugar de confinamiento lo permite. Esto para campechanear las experiencias, pues no queremos caer en la rutina con nuestro juguete.
Lo siguiente que pasó es que confirmé la imagen de la reseña sobre el squirt. Lamenté no haber hecho caso y poner alguna tela o algo más absorbente debajo. Qué bonita te ves disfrutando, pero te faltó trapear ahí en tu squirt, maldita Esperancita.
(En las siguientes veces pasó que, si ponía algo absorbente, no se repetía la magia, así que estoy pensando que si nos predisponemos al squirt quizá no llegue; cuando no pongo nada sí lo tengo, claro que sí. Será una máquina tecnológica, pero sabe más de espontaneidad que mis exes, digo, tengan un limpia colchón a la mano).
Mis piernas estaban deshechas, como si hubiera subido una montaña durante dos horas y no tuviera control sobre ellas. Apagar la bendita cosa también fue una odisea porque ya no tenía poder en mi cuerpo, así que presionar un botón fue el atisbo de un último esfuerzo. Por un lado es increíble que siga, pero por otro, alguien debe de pararlo.
Como fue algo que jamás había experimentado por mi cuenta y con tal nivel de satisfacción —ya sé que así se llama, pero pocos productos ofrecen lo que prometen—, tuve que remitirme a la información: una mujer o quien tenga vagina puede squirtear 150 mililitros cuando alcanza un orgasmo. ¡Qué concepto!
Y en este artículo encontré más datos sobre el squirting y cómo llegar a él, además explica que menos del 30 por ciento de las mujeres lo ha experimentado. Creo que todavía hay muy poca información sobre el squirting, el orgasmo femenino y la satisfacción de la mujer y quizá eso se relacione con la falta de experiencias en ello.
Yo había squirteado antes, pero nunca supe a qué se debía. La primera vez, la pareja con la que estaba y yo nos asustamos porque la sábana también quedó mojada, no tanto como mi primera vez con el Satisfyer, pero sí fue una cantidad interesante. Desconocía la fórmula para llegar a ese nivel de orgasmo, por lo que no esperaba que con una máquina lo lograra también.
En otras reseñas sobre el Satisfyer Pro 2 Next Generation, algunas mujeres afirman que no sabían que “eran de las que squirteaban” —como si fuera una personalidad—, hasta que usaron el juguete.
También leí la crítica de una morra sobre cómo cambio su perspectiva al preferir un momento con su Satisfyer que el sexo con personas. Y puede ser, alcanzar un orgasmo nunca había sido más fácil, rápido y sin esfuerzo. Qué horror de máquina (jeje). Claro que intimar y hablar con alguien es una grata experiencia aunque ahora esté prohibida por la sana distancia. Así que esto tendrá que ser.
De pronto sentí que toda esa sabiduría censurada por los patriarcas que produjeron las mujeres en la Edad Media sobre masturbación en palos de escobas con hierbas, opio y más, finalmente tenía justicia. ¿Se imaginan que contáramos con sus recetas para el disfrute femenino desde entonces? Pienso en un mundo como Temiscira, o Isla Paraíso, lugar de origen de la Mujer Maravilla en el que se prohíbe toda entrada de hombres y casualmente llevan una vida armoniosa.
Yo también le tomé foto a mi sábana para el registro, a diferencia de esa sabiduría de mujeres avanzadas a su tiempo, a quienes quemaron y acusaron por brujas, por “relacionarse con el diablo”.
No importa qué tanto sexo tengas ni qué tan bueno sea, hay que erradicar el mito de que los juguetes sexuales son para personas “atrevidas” o que nunca han echado un buen polvo. Es tan anticuado como creer que a las mujeres que se masturban con escobas, vuelan por los cielos y se comen a los bebés hay que mandarlas a la hoguera.
Con pareja o sin pareja, casadas, divorciadas, lesbianas, jóvenes, mayores. Si no conocemos cómo darnos satisfacción propia, ¿cómo esperar que alguien más lo haga? Tienes que pelear por tu derecho al squirt.
La nueva normalidad debe incluir muchos juguetes sexuales. Por cierto, los Satisfyer se agotaron en Amazon (no indefinidamente) durante la cuarentena. También puede incluir encuentros sexuales que hagan valer esos momentos de aislamiento, de espera, en la que todos disfruten. Cada momento con otra persona cobra mayor relevancia (que no expectativas) a partir de ahora, pero con nosotras mismas también. Lo merecemos.
Al final de mi encuentro del tercer tipo pensé: ¿quién diseñó esto? Porque lo hizo muy bien. No soy experta en probar juguetes sexuales y aunque no es mi estilo, creo que voy a mantener la monogamia con el Satisfyer Pro 2 por el momento.
Si otra sabiduría me dio mi Satisfyer Pro 2 es que deben recordar hidratarse todos los días y quedarse en sus casas hasta que sea seguro.